La pareja tenía miedo que el chico terminara siendo alcohólico como su padre biológico.
Paulette y Joseph Richardson de Wyoming, Estados Unidos, querían que su hijo conociera los efectos nocivos del alcohol y para eso le dieron de tomar, durante dos horas, tequila, cerveza y whisky. El chico se fue a dormir, y pocas horas después lo encontraron muerto.
Al parecer, la pareja temía que el adolescente, de 16 años, se entregara a la bebida como le había ocurrido a su padre biológico y por eso creyeron que la mejor forma para que desistiera era que él mismo sufriera los efectos negativos de una borrachera.
Según informaron los medios locales, la familia llegó a su casa a las diez y media de la noche aproximadamente y el chico, ya alcoholizado, se despidió de la pareja para irse a acostar. Fue más tarde, de madrugada, cuando el padrastro fue a su cuarto a comprobar si estaba bien y lo encontró inconsciente.
El hombre llamó a emergencias pero ya era demasiado tarde. La autopsia determinó que la causa probable de la muerte estuvo en las "complicaciones derivadas de la intoxicación aguda por alcohol." La pareja se enfrenta ahora a una posible condena por homicidio.
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